Lucharon entonces, lucharemos hoy.1º de mayo 2014





Llega el primero de mayo y toda la maquinaria del Estado, medios y comparsas sindicales se afanan en vender la fecha como un simple día de vacaciones o como una muestra de la bondad de las instituciones que conceden descanso a la figura de la trabajadora durante 24 horas, poco importa que el resto de días del año las mismas instituciones legislen y supervisen la explotación sistemática de todas las que vivimos de nuestro trabajo.
A lo sumo, el día se ofrece como un mero acto folklórico en el que pasear las siglas de tal o cual chiringuito, todo esto en medio de un ambiente festivo que evidencia la lejanía de los estómagos agradecidos de la privilegiada burocracia política y sindical con los problemas de la cada vez más pisoteada gente de la calle.

No interesa un primero de mayo que reivindique a la clase trabajadora, pues la falta de conciencia de que por un lado estamos quienes vivimos de nuestro sudor mientras que por otro están quienes viven del de las demás, acumulando beneficios millonarios de las rentas, es la coartada en la que se basa el expolio sistemático de nuestros derechos, agravado más si cabe con la excusa de una crisis que tan rentable sale a quienes la han provocado. Es por eso que toda la propaganda del sistema procura descafeinar y desligar de sus raíces al primero de mayo, un efeméride incómoda.

Pero algunas tenemos memoria y conocemos los orígenes y la razón de ser de que este día, año tras año, nos demos cita en las calles. Sabemos bien, por más que lo tapen a toda costa, que si hoy el primero de mayo es mundialmente celebrado es porque en su día miles y miles de personas lucharon a brazo partido contra la explotación de la clase capitalista, la misma que hoy nos hace la vida imposible.

El mismo sistema que arruinaba las vidas de las obreras que por aquel entonces se levantaron exigiendo la jornada laboral de ocho horas es el que hoy nos condena a la precariedad extrema, a padecer jornadas interminables mientras millones de personas están en el paro, vendiéndonos el trabajo asalariado como un bien por el que, sólo faltaba, deberíamos estar agradecidas.

A las huelguistas de entonces las fuerzas del Estado, siempre en alianza natural con la clase capitalista, las reprimieron sin escatimar en brutalidad, la misma que destila el Estado hoy contra toda aquella que se atreva a levantar la voz contra los atropellos de sus gestores; un gobierno que legisla para la plutocracia, con humillantes reformas laborales y recortes, y para sus sectores afines como la iglesia, con la retrógrada ley del aborto. En Chicago, hace más de 120 años, los hechos que hoy conmemoramos acabaron en tragedia con el ahorcamiento de unos anarquistas que hubieron de morir como escarmiento público, y hoy día vivimos los encadenamientos de episodios represivos manifestación tras manifestación, huelga tras huelga, como el de las compañeras encausadas del Paralment, por poner sólo un ejemplo.

Pero aunque fuera sólo una victoria parcial, las huelguistas de entonces vencieron, consiguiendo la histórica jornada de ocho horas. Los mismos métodos que ellas utilizaron son de los que hoy nos debemos servir para defendernos de sus ataques, como las barrenderas de Madrid y las trabajadoras de Panrico. La propia insistencia de gobierno y patronal en deslegitimar, criminalizar y regular los derechos de manifestación y huelga es la mejor prueba de que estas herramientas no sólo no han perdido utilidad sino que son las que nos pueden llevar a ejercer una presión real contra nuestras explotadoras, siempre y cuando no se utilicen de forma irresponsable como las inútiles huelgas de un día.

Las razones para la rebeldía siguen siendo las mismas. Desde la CNT-AIT nos esforzamos por dar al primero de mayo el sentido combativo que tiene desde su origen y que tanto necesitamos para hacer frente a los ataques de las clases dominantes.

1886-2014. Lucharon entonces, lucharemos hoy.

Entradas populares de este blog

[Valencia] Crónica y fotos de la concentración en apoyo a los mineros

[STSI-Madrid] Despidos encubiertos en IECISA

[Entrevista] Martín Mozé, hijo de desaparecido en la dictadura argentina