¿Desaparecidos en el otro Guantánamo?

Enviado por redaccion el Mar, 22/04/2014 - 12:34.


COLUMNISTAS | ANTONIO PÉREZ
La desaparición del avión malayo MH370 no ha estimulado la imaginación racional sino el de su contraria, la ofuscación irracional o desorden intelectivo que nace del escamoteo de algunos datos.
Como, por ejemplo: a) el avión era unsegurísimo Boeing 777 clase Jumbo -Airbus, toma nota- y no un chapucero aeroplano del país de los piratas. b) como cabe esperar de cualquier artefacto manejado por humanos, la diosa Tecnología es tan equívoca y por ello tan indigna de adoración como cualquier otro dios.
Hoy, nos aseguran que EEUU lo controla todo pero luego resulta que no encuentran un aparato de tropecientas toneladas atestado de personas conectadas a móviles ‘de última generación’. Atormentada por esta contradicción, la gente se ofusca imaginando teorías arbitrarias que, sin embargo, se asientan sobre una remota base racional: “todas las hipótesis son válidas”. Lastimosamente, lo mismo dice la Policía cuando sus jefazos todavía no han pactado entre ellos quién debe ser forzosamente el malo.
Una de las teorías que hemos oído apunta a que el avión fue tele-secuestrado por la CIA y desviado después a la super-base de Diego Garcia en el Océano Índico. Esta versión está infectada por la infantil credulidad en la omnipotencia de los EEUU pero paradójicamente también nos regala la ocasión para nombrar la bicha y para, haciendo de la necesidad virtud, contar su instructiva historia:  
El atolón Diego García alberga la mayor base y el mayor guantánamo de los EEUU pero es territorio europeo pues pertenece al Reino Unido. En 1971, Inglaterra se lo alquiló hasta el año 2016 pero los gringos impusieron una condición: antes debía expulsar a los dos mil indígenas Chagosianos-Ilois que habitaban allá y que, pequeño detalle, eran ingleses con los plenos derechos que otorga la ciudadanía europea –prohibido reírse-. Su Graciosa Majestad cumplió tal requisito olvidándose del derecho de autodeterminación que defiende para los llanitos de Gibraltar o los kelpers de las Malvinas.
Supongamos que el avión ha estado o está en Diego García: ¿qué suerte le esperaba o espera a su pasaje? Pues desaparecer del radar mediático como les pasó a los Ilois deportados a Isla Mauricio. O peor aún, la suerte de los ‘guantanameros’ presos en aquella base: desaparecer del todo en las profundidades del Índico. 

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