"No solo queremos buscar los cuerpos sino también recuperar la dignidad"


Entrevista a Maria Antònia Oliver, presidenta de Associación por a la Recuperación de la Memória Histórica de Mallorca.
Pregunta.- Maria Antònia, en primer lugar me gustaría que nos resumieras brevemente cuando se gestó la idea de crear la Associació per a la Recuperació de la Memòria Històrica de Mallorca.
Respuesta.- Los inicios de la Asociación habría que buscarlos allá por el año 2003. Cuando nos pusimos en contacto familiares de represaliados y desaparecidos de la Guerra Civil en las Islas Baleares. Con posterioridad decidimos hacer una reunión pública y ante nuestra sorpresa, la reunión superó todas las expectativas. Llegó mucha gente, gente que se conocía y nuevas caras. Gente mayor con testimonios durísimos. A partir de esos momentos pensamos que debíamos unir fuerzas y tratar de dar respuesta a las preguntas que nos hacíamos sobre nuestros familiares.
P.- La verdad que la situación lo requería, por doquier surgían asociaciones que buscaban recuperar los cuerpos, buscar testimonios y investigar todo aquello que se pretendía silenciar. ¿Qué buscábais vosotros?
R.- Nosotros no sólo queríamos buscar los cuerpos de los desaparecidos, también queríamos recuperar la dignidad de esas personas y sus derechos. Por este motivo nos decimos a impulsar acciones con la voluntad de que personas víctimas de la guerra civil y de la posterior represión desarrolla en Mallorca obtuvieran la verdad, la justicia y la reparación que como a tales les corresponde. 
P.- Si uno ojea parte de los libros de Historia en ocasiones encuentra sorpresas. En muchos casos los historiadores, académicos o no, han sido y son partícipes de ese silencio.
R.- Es evidente, los intereses son múltiples, por eso nos encaminamos también a la búsqueda no sólo del nombre de esas víctimas, que no es poco. Sino que también a la recuperación de una parte de la historia de nuestra sociedad, que por desgracia ha sido ocultada o ninguneada.
P.- Ese silencio también ha formado parte de las familias represaliadas y la búsqueda de esos testimonios sigue siendo complicada.
R.- Nosotros nos encontramos con una segunda generación, con los nietos de la represión, que en muchos casos desconocían la situación y los motivos por lo que sus familiares podrían haber muerto o desaparecido. El silencio insular ha sido si cabe más grave y más doloroso, Mallorca es demasiado pequeña y en las acciones públicas todo el mundo trataba de manifestar cualquier signo político. Tenemos el caso por ejemplo de algunos nietos que pensaban que su abuelo habían muerto en accidente de tráfico en Francia, cuando en realidad habían acabado en campos de exterminio nazis.
P.- En tu caso tu eres nieta de un represaliado, Antoni París Martorell. Militante del Sindicato de Obreros Zapateros 'La Justicia' de la localidad de Inca en Mallorca. ¿Existió ese silencio en vuestra casa también?
R.- No Jorge, en nuestra casa mi madre nos hablaba mucho, en privado, pero nos hablaba mucho. Nos decía no olvidéis el nombre de vuestro abuelo. Quizás el olvido era el peor de los maltratos al que nos querían enviar. Mi abuelo era una buena persona,  mi madre cuenta que les enseñaba a leer, no quería que fueran a la escuela ya que decía que andaba en malas manos. La educación, salvo durante la Segunda República, estaba en manos de Instituciones eclesiásticas que no eran, por decir alguna cosa, nada progresistas.
P.- La verdad que sorprende ver a personas de tales ideas en una Mallorca que poco se parece la actual. La efervescencia del movimiento asociativo nos sigue sorprendiendo hoy en día.
R.- Según cuenta mi madre, mi abuelo estuvo en Argentina, allí supongo que entraría en contacto con grupos políticos e incluso recibía revistas desde allí. Colaboraba con buenas causas, ayudaba a su familia.
P.- Su relación con el movimiento libertario en Mallorca era muy estrecha. En la localidad de Inca se consolidó un grupo anarcosindicalista muy importante. ¿Te han hablado de eso alguna vez?
R.- Mi abuelo estaba muy relacionado con algunos anarquistas de Inca, la mayor parte de los cuales acabó siendo víctima de la represión. Él estaba subscrito a la Novela Ideal, cuando él estaba ya preso, ya en el 36,  la guardia civil hizo un registro en su casa y se las llevo, incluso alguno de sus amigos había escrito una de éstas: Violeta de Miquel Beltrán.
P.- De esos hombres y mujeres poco queda en algunos sitios. Del Sindicato 'La Justicia' apenas un pequeño nombre en un callejero.
R.- Mi tío por ejemplo, que era solo un niño, era muy amigo de Gabriel Buades, un hombre que transmitía sabiduría y bondad. Personas que iban y venían que daban giras propagandísticas, que educaban y enseñaban a leer a sus compañeras y compañeros. De toda esa gran actividad que se desarrollaba en La Justicia, en los teatros o en los cafés, no queda nada. Se han encargado de borrar todos esos testimonios. Pese a ello, hay cosas que no han podido eliminar, por ejemplo si preguntas a la gente mayor muchos te dirán que fueron al primer funeral civil que se hizo, era el entierro del joven Miquel Beltrán. Las simpatías de este militante anarquista eran muchas. Su sonado entierro, sin iglesias ni rezos, no lo han podido borrar.
P.- Volviendo a la idea inicial. Supongo que no todo ha sido un camino fácil. ¿Habéis encontrado muchos problemas en vuestras investigaciones?
R.- Muchísimos. Principalmente de tipo legal, recuerda que fuimos la primera asociación que en el año 2006 puso una denuncia sobre las desapariciones del 36 ante la Audiencia Nacional. A partir de ahí se multiplicaron los problemas y las trabas que nos ponían por aquí y por allá.
P.- Esa ir contra viento y marea os ha llevado también a otras campañas.
R.- Sí, también iniciamos una campaña para eliminar la simbología fascista presente en la Isla. Por ejemplo con la petición de la retirada del obelisco que hay en Palma en homenaje al famoso crucero Baleares. Partícipe de algunos de los episodios más duros de la guerra.
P.- También en esta misma línea conseguisteis inaugurar un memorial a la víctimas y multiplicar los homenajes en varias localidades.
R.- Efectivamente, conseguimos el memorial y también conseguimos que se visualizara ante la sociedad mallorquina los nombres de los represaliados y asesinados durante el conflicto y tras el mismo. También en este camino hemos contactado con muchos historiadores quienes – de forma desinteresada – nos han facilitado información sobre desaparecidos y represaliados. Con todas esta información hemos elaborado un primer y bastante completo mapa de fosas comunes de Mallorca.
P.- La represión en Mallorca es tan grande como desconocida para muchos. Siempre queda para el gran recuerdo los acontecimiento y la represión en Badajoz, la batalla del Ebro, los hechos de mayo del 37 y ¿Qué conoce la gente de la represión en Mallorca? En lo libros de Instituto nos hablan de que Mallorca quedó en manos de los sublevados fascistas sin apenas oposición.
R.- Bien sabemos que no es así. Cada vez es más evidente que la respuesta se limitó muchísimo ya que nadie entregaba armas a los obreros. Además muchos ansiaban cambiar el mundo mediante la cultura, la formación no mediante la guerra. En su mayoría era gente pacífica, aunque al final no les eximió de sufrir una represión brutal contra población civil indefensa.
P.- Algunos documentos de la FAI o de otras organizaciones hablan del clama de tensión y de extrema violencia que se usaba en Mallorca antes del 18 de julio. Incluso reclaman ayuda exterior ante la imposiblidad de poder responder a lo ataques como la bomba que explosiona en esos momentos en la Casa del Pueblo y  por la que acusas a diversos falangistas isleños.
R.- Debió ser muy violento. En algunos pueblos hay denuncias de gente que advertía, antes del inicio del golpe de estado, que elementos falangistas portaban habitualmente armas por la calle o que incluso se les podía ver haciendo prácticas de tiro. Estos elementos se convirtieron en una guerrilla paramilitar al servicio de los que se alzaron contra la República.
P.- A pesar de la escasa resistencia al golpe de Estado en Mallorca, ¿Consideras que la represión fue desproporcionada?
R.- desde el día 19 de julio hay detenciones. En los libros de Gobernación Civil y en los registros de los ayuntamientos aparecen listas de nombres con esas detenciones masivas. Es una represión sistemática, muy dura. Los asesinados aparecen por doquier en las cunetas, muchos cuerpos se ponen en lugares públicos con la finalidad de ejercer una política de miedo.
P.- Nosotros en los archivos evidenciamos una represión no sólo altísima, sino también sistemática y selectiva ante determinados elementos políticos. Por ejemplo, en el ámbito libertario, los dirigentes de la CNT, los de la FAI, de los Ateneos, los redactores del Cultura Obrera o las dirigentes sindicales desaparecen forzadamente o bien aparecen muertos.
R.- La sistematización de la represión es propia de cualquier régimen fascista. Se juega a la política del miedo, las desapariciones forzadas están a la orden del día; es algo extremadamente salvaje, son  personas custodiadas por las “autoridades civiles”  a las cuales se les hace desaparecer, negando la desaparición a sus familias y dejándolas fuera del amparo de la ley, se les hace desaparecer físicamente y socialmente. Paradógicamente hay gente que salva la vida entrando en la cárcel, aunque tampoco es ninguna garantía, a un numero aún desconocido se les aplican las “sacas” de prisión con resultado de desaparición, es el caso de mi abuelo que estuvo detenido durante 8 meses y fue asesinado en una de estas “sacas”,  y a otros muchos presos se les somete a juicios militares sumarísimos, siendo ellos civiles, sin ninguna garantía jurídica y con resultado de pena de muerte para revestir el asesinato de legalidad. 
P.- En la búsqueda de estos desaparecidos, ¿han colaborado con vosotros las instituciones?
R.- Cuando han estado olvidados por ley si, o sea en contadas ocasiones, mientras tanto han mirado para otro lado o bien se han querido hacer la foto con nosotros en determinados casos.
P.- Siempre está bien limpiar conciencias.
R.- Nosotros tenemos claros nuestros objetivos, que no cabíamos colaboren o no,  y a algunos no les gusta que 'andemos removiendo cosas' como dicen por ahí. No podemos ser cómplices de la impunidad instalada en la mayor parte de las actuales instituciones.
P.- También habéis colabora con grupos que trabajan por la recuperación de la historia del movimiento libertario. No todos están por el olvido.
R.-  Recuerdo que participamos con vosotros en un emotivo homenaje a los anarquistas de Inca. Tan emotivo como necesario, habían pasado casi ochenta años y nadie se había acordado de ellos. También colaboramos con grupos como en el que tu estás facilitando información, documentos y datos siempre que esté a nuestro alcance. Aunque como ya hemos comentado en alguna ocasión, debería haber más grupos, mucha gente y muchas manos trabajando en la misma línea.
P.- Sabes incluso que algunos historiadores han sido denunciados por realizar investigaciones o a otros se les niega la entrada a determinados archivos públicos. Acceder a esta información es fundamental para ejercer esta labor.
R.- Tienes razón, es lamentable que eso ocurra. Nosotros, y los grupos que se preocupan por la recuperación de la memoria histórica estamos en la línea, no sólo de recuperar los nombres de las víctimas, sino también de poner encima de la mesa los nombres de los verdugos, y eso a mucha gente no le interesa. Nosotros reclamamos la verdad.
P.- Estáis haciendo un trabajo que no os toca
R.- Nosotros tendríamos que ser una asociación de víctimas y punto. Tendríamos que ir a un archivo y ver las causas, ir con la familia y con un psicólogo y ver esa información. Nosotros lamentablemente tenemos que hacer el trabajo que no nos toca: abrir las fosas, buscar las víctimas diversas, ir a archivos militares, tocar a mil puertas, para que nos den un diploma de buena conducta que diga “que eran gente de bien”, un certificado de buena conducta. Es lamentable.
P.- Ya sabes que los jueces del pasado, los historiadores, deciden y determinan quién y qué es objetivo. Es el pez que se muerde la cola.
R.- Algunos están al servicio de determinados intereses. Otros nos dan la palmadita en la espalda o bien nos acusan de no ser objetivos. Yo que tengo un abuelo asesinado, según algunos de estos “académicos”, no puedo ser objetiva, encima que no obtenemos la justicia que como víctimas nos corresponde, no podemos hablar ni investigar sin que se pongan en duda nuestros conocimientos. Creo que el problema requiere una revisión de fondo.
P.- Recientemente habéis puesto en marcha un nuevo proyecto que se llama Totes les causes. ¿De qué se trata?
R.- Resumiendo, en una de nuestras investigaciones acabamos en un archivo en el que nos encontramos una mina. Allí una tras otra nos encontramos con miles de documentos que reunían las causas de muchos de los desaparecidos y represaliados. Causas que nos hablaban de nuestros familiares. Nosotros no esperábamos tanta información, al final decidimos no abrir una causa concreta, sino todas, una a una, la única manera de catalogarlas y estudiarlas en su conjunto. 
P.- Supongo que la idea era conservar esa información y procesarla. Una tarea muy laboriosa.
R.- Eso mismo, la idea era hacer una base de datos y sistematizar de toda esa información. Al final no decidimos por digitalizarlo todo y poner a disposición de todo el mundo mediante una página web esta información para compartirla con los investigadores. Cerca de 300.000 documentos y varios años.
P.- Además de la gran cantidad de información, supongo que habéis encontrado alguna sorpresa.
R.- Sorpresas muchas. Recuerdo algunas muy agradables, como la de facilitar una foto a un hijo de un represaliado, quien no había podido poner nunca cara a su padre. Otras nos llevan a ver como el régimen que se instala ya en 1937 o 1938 empieza a redactar causa contra personas a las que se les acusa de abortar o bien de ser sospechosos de 'tendencias homosexuales' o de actitudes suicidas. Vamos que hay ideología por todos los lados.
P.- Supongo que habéis invertido muchas energías en el proyecto.
R.- Muchísimas, el trabajo nos ha desbordado y la respuesta también. Así que estamos muy contentos con el resultado obtenido. Tener toda información accesible para familiares e investigadores era un reto. Para nosotros compartir la información es fundamental, sabemos que no podemos estudiarla toda, hay demasiadas cosas, así que se nuevos investigadores se animan, bienvenidos sean.
P.- Para finalizar, quería que me comentaras un poco como surge la idea de denunciar las desapariciones forzadas y la represión franquista en Argentina.
R.- A principios del año 2012 y tras comprobar que ni en España ni en Estrasburgo nuestras denuncia marchaban hacia adelante decidimos contactar con una abogada Argentina que curiosamente se encontraba de vacaciones en Mallorca. Le expusimos la situación y nos animó a presentar una denuncia como asociación a la que se le sumaron otras 29 querellas por parte de familiares a título individual. A la misma incorporamos todas la información que teníamos al respecto.
P.- ¿Qué pretendíais realmente?
R.- Reclamábamos reparación moral y también que se manifestara públicamente el nombre de los asesinos y torturadores, algunos de los cuales aún están vivos.
P.- Sabes que con posterioridad la CNT también tramitó una querella contra el genocidio franquista, yendo incluso más allá en lo temporal. Ya que, pese a la prisas, pretendía manifestar los sucesos ocurridos entre 1936 y 1977.
R.- Sí, pude leerla y fue una grata sorpresa. Vemos que se cierran unas puertas pero que se abren otras, también está la denuncia que ahora se ha puesto en marcha sobre los bombardeos de Barcelona. Seguramente irá adelante, ya veremos hasta dónde, ya que como los responsables no son patrios sino italianos, las trabas ya no son tantas. Ocurrió lo mismo con la denuncia del Forum por la Memoria contra un genocida alemán. Que también avanzó.
P.- Acabaremos pidiendo justicia y reparación por los años sesenta y setenta. Entiendo que el pacto de silencio se alargó hasta bien entrada la Transición y esos temas tabú acabaran por despejarte de una o de otra manera.
R.- Algunas de estas personas están vivas y es duro ver como personas que han sido torturadas, secuestradas o incluso asesinadas en estos años no han tenido justicia. Ahora silenciamos lo que ocurrió en esos años, si el miedo se extiende otra generación estaremos perdidos.

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