"Tenemos más complicidad con los grupos sociales que con partidos y otros sindicatos"


CNT A FONDO | ASTURIAS-LEÓN
Entrevista a Héctor González, secretario general de la regional astur-leonesa, en la que realiza un repaso de la actividad y estado acual de los sindicatos que componen esta regional.
Redacción | Periódico CNT
Héctor González (1.989, Gijón) asiste a la conversación con la singularidad de un sindicalista convencido que, tras un desgraciado accidente laboral, ha decidido retomar la senda del estudio. Una tesis doctoral sobre la trayectoria del sindicato anarcosindicalista durante la transición ocupa el tiempo que le deja libre su actividad como secretario general de CNT. Firme convencido de que la ausencia de liberados evita el amor por la poltrona y el deseo de permanecer, Héctor González no esconde su pesar por una desmovilización de los trabajadores que atribuye a múltiples factores; entre ellos, el miedo a significarse ante el empresario en defensa de unos derechos laborales que se pierden a ritmo vertiginoso al amparo de la legislación vigente.
Pregunta.- ¿Cuál es la situación socio laboral que se vive en la actualidad en Asturias y León?
Respuesta.- Complicada, como en el resto de España; es una realidad determinada por un proceso de reconversión que se llevó a cabo hace unos años sin demasiado éxito y que ya parece un mantra. La minería se agota tras un proceso de desmantelamiento iniciado hace más de 20 años, lo que ha determinado un nivel de paro muy importante. Queda para el futuro la minería privada, con una permanente conflictividad consecuencia de una situación vergonzosa. En Asturias, que históricamente ha tenido un potente tejido industrial, se produjo un fuerte desmantelamiento con una elevada tasa de prejubilaciones que fueron posibles gracias al dinero procedente tanto de la Unión Europea como del gobierno central. La reconversión que se pretendió en su momento para promover la industrialización de la zona se hizo con poco éxito. Además, y esto se ha conocido últimamente, el dinero se desvió a bolsillos particulares (caso Villa y la UGT). Consecuencia de este fracaso es el elevado índice de paro y un sector servicios que, pese a su importancia, no puede absorber la mano de obra que hay.
P.- ¿Socialmente?
R.- Estamos en una dinámica consecuencia de lo que te he comentado antes. La sociedad está muy deprimida y hay muy pocas esperanzas de que se produzca algún tipo de cambio que contribuya a cambiar esta situación. Esto explica, de alguna manera, que alguna fuerza política, como es el caso de Podemos, consiguiera ser la primera en votos en las pasadas elecciones europeas. Posiblemente, en los próximos comicios municipales arrasará allí donde se presente. La gente quiere que las cosas cambien; pero Pablo Iglesias no es la solución.
P.- En este contexto, ¿qué tipo de relación -si es que la hay- tiene CNT con los demás sindicatos?
R.- No hay ninguna relación con otras fuerzas sindicales, aunque sí cierta unidad de acción con la Corriente Sindical de Izquierdas o CGT, que es el caso de Gijón. Pero a nivel regional no se puede hablar de relaciones fluidas con otros sindicatos.
P.- ¿Y con los partidos políticos?
R.- Hay un criterio en la regional de no trabajar con ellos. Son un auténtico cáncer para todo tipo de movilizaciones sociales porque provocan más problemas que soluciones. Hay que tener en cuenta que aquí el nivel de sindicación es muy alto. No tiene ningún sentido que los partidos políticos vengan a meter la mano cuando muchos de sus afiliados también lo están en sindicatos como C.S.I., Comisiones Obreras, por ejemplo.
P.- ¿Con los colectivos sociales?
R.- En este caso sí se puede hablar de un mayor grado de confluencia que se ha logrado en momentos puntuales. Por ejemplo, cuando surgió el movimiento 15-M se hicieron manifestaciones a las que acudimos por propia invitación de los convocantes. Por nuestra parte siempre se ha intentado contactar con esos colectivos de la zona: asambleas de parados, plataformas contra los desahucios, etc. Si hablamos a nivel de militantes hay una implicación bastante importante con los distintos ateneos libertarios; es el caso de Oviedo y León. En resumen, nuestra relación con los movimientos sociales es informal; pero sí podemos hablar de un mayor grado de complicidad que la que pudiera existir con partidos y sindicatos mayoritarios.
P.- ¿Qué tipo de afiliación tenéis?
R.- Responder a esta pregunta es situarse en una regional que, como ya he comentado antes, ha sufrido un fuerte castigo industrial. Por tanto, sectores que antes tenían fuerza como el metal ahora ésta se ha visto reducida. Nuestra afiliación está en una horquilla de entre 35 a 55 años y representa a trabajadores de sectores muy diversos. Como siempre en estos casos hay que decir que el número de afiliados es insuficiente, aunque compensa el esfuerzo y dedicación de quienes se puede considerar que son militantes. La relación entre afiliados y militantes, calculo, será de 3 a 1. Estamos en un periodo de reflujo y eso se nota. Nuestra militancia atiende además compromisos solidarios con conflictos que se producen fuera de nuestra regional; es el caso de Mercadona, Phone House,etc.
P.- ¿Se puede hablar de que hoy los trabajadores están desmovilizados?   
R.- Es un problema que esta ahí y encierra varias causas que facilitan esa desmovilización. Los trabajadores han perdido la confianza en los sindicatos, no creen que su caso concreto pueda resolverse con el soporte sindical y, además, existe el factor miedo: los trabajadores temen las represalias si alguien se significa en un conflicto. Sin embargo, se da la paradoja, que, desde hace un año aproximadamente, hay una coordinadora de empresas en crisis donde se funciona de forma asamblearia y la solidaridad entre ellos es bien palpable.
P.- Si hiciéramos una radiografía de la patronal, ¿qué es lo que se vería?
R.- No hay mucha diferencia entre el empresario de aquí o el de otros puntos de la geografía. La patronal se caracteriza por no invertir, no arriesgar y, por el contrario, mendigar subvenciones, deducciones fiscales, etc. Da pena. Hay que tener en cuenta que nuestro tejido industrial ya no es el de antes. Perviven grandes empresas ligadas a sectores como el metal, pero están en un proceso de desaparición. Ahora quedan el comercio, la hostelería, el sector público…
La conversación transcurre por derroteros que conducen a la mítica fotografía de una Asturias rebelde y a preguntar sobre tamaño cliché. Asegura Héctor González, sin querer entrar en mitos y desmentidos, que “aquí la afiliación sindical se sitúa por encima de la media nacional” y expresa su convencimiento de que las movilizaciones son, en cierto modo, un tanto singulares bajo el peso, quizás, de la tradición. “Los trabajadores consideran que la huelga es un elemento muy importante y de lucha” y prueba de ello son los disturbios que acompañan las protestas. González pone como ejemplo la lucha en la empresa de autobuses ALSA que, hace unos días, vio como 23 autobuses de su poderosa flota aparecieron con los cristales rotos.
Reflexión tras reflexión; pregunta tras pregunta, se aborda a requerimiento del periodista la oportunidad de daños colaterales en el desarrollo de los conflictos. Bordeando la Ley Mordaza la respuesta deja un interrogante: ¿Es violencia echar a una persona a la calle por criterios subjetivos manejados por el patrón a modo de argumentario?  

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