"Recrean el centro de la ciudad en los barrios masificándolos"

Enviado por actualidad el Sáb, 05/10/2013 - 00:33.


Entrevista a Tobias Hübinette, investigador sueco-coreano, con motivo de los recientes disturbios en Estocolmo que han puesto al descubierto la pobreza y exclusión social que se esconde detrás de uno de los baluartes del llamado Estado del Bienestar.
A. Herranz | Periódico CNT
Tobias es un investigador sueco-coreano nacido en 1971. Ha militado en la SAC y en AFA (Antifascistisk Aktion). Es uno de los fundadores de la revistaEXPO, que publica estudios sobre racismo y xenofobia. Es autor del libroEl nacionalsocialismo sueco- simpatizantes y afiliados 1931-1945 y coautor junto a Carina Tigervall deAdopción con obstáculos. Conversaciones con adoptados y padres adoptivos sobre racismo cotidiano e identidad étnica. En la actualidad trabaja en el centro de estudios multiculturales Mångkulturell Centrum, donde trata un amplio abanico de temáticas entre otras adopción y racismo, y la visión estereotipada de los asiáticos en Occidente. 
Pregunta.- ¿Qué sucede con Järvalyftet?
Respuesta.- La zona de Järva, que comprende Järvalyftet, son seis barrios, un bloque bastante homogéneo, con vecinos que han migrado de África, Asia y Latinoamérica y sus hijos. Se trata de un plan que viene de arriba. Como ya no se puede hacer como antes se ha vendido que el proyecto se ha hecho de común acuerdo con los ciudadanos. No ha sido exactamente así, se ha hecho de tal forma que lo que se quería realizar se ha hecho de todas formas. Sobre el papel las intenciones son buenas; ayudar a los vecinos a encontrar trabajo, romper la segregación, conseguir que otras personas se instalen, ayudar a los jóvenes y los niños que viven allá. La conclusión a la que han llegado el Ayuntamiento y Järvalyftet, por ejemplo con lo que pasa en Husby, es que el problema de estos barrios pertenecientes al `miljonprojektet´ es la separación del tráfico. Es decir, estos barrios fueron construidos entre 1965-75 bajo el mandato socialista de Tage Erlander y Olof Palme. Y son zonas únicas desde el punto de vista de la historia de la arquitectura e incluso del arte, en el sentido de que estos edificios materializan la utopía del socialismo sueco. Uno de estos es la ausencia de coches, especialmente enfocado para los niños y los jóvenes. Y en la visión que predomina hoy, y ese es un ejemplo de lo equivocado que puede estar Järvalyftet, entre los arquitectos, los investigadores urbanistas y los funcionarios que planean el futuro de la ciudad, es neoliberal.
Se suele llamar `new urbanism´se tiene como ideal al centro de la ciudad. Ya sea en Londres, París o Estocolmo. Es decir, construcción masiva, mucho tráfico y muchas personas en la calle. La lectura que hacen de los barrios es que hay que dar paso a los coches, como en el centro. Lo que se está haciendo en Husby es que se están eliminando los pasos alzados que conectan el barrio peatonal sobre de las carreteras. Se facilita el acceso de los coches. En mi opinión es una opción errónea. Personal del Ayuntamiento, de la Universidad, funcionarios de alto grado que están planeando el gran Estocolmo han decidido que todo se parezca al centro ya que allá donde los coches y las personas se encuentran es la ciudad y lo único que es ciudad es el centro de Estocolmo. Por eso se intenta recrear el centro de la ciudad en los barrios de la periferia masificándolos. En muchos de los barrios pertenecientes al `miljonprojektet´ se ha vendido la propiedad pública. A pesar de todas las intervenciones que se han hecho, ya sean con buenas intenciones o por especulación neoliberal, las cifras demuestran que la situación ha empeorado para los vecinos.
Cuando los socialdemócratas gobernaban en Suecia en los años 90 hasta el 2000 también hicieron intervenciones parecidas a la de Järvalyftet. El sistema es heredado de los socialistas: señalar con el dedo a una zona y dirigir grandes sumas de dinero a ésta. Y de esta forma se cree que se puede gobernar, dirigir a un grupo de personas porque están marginalizadas. Y entre los políticos seguro que existe el pensamiento de que son buenas personas e incluso antirracistas pero ante la pregunta concreta a los vecinos de si les ha ayudado, la respuesta es que lo que quieren es trabajo. Y cuando estos proyectos se implementan, para hablar claro, se crean puestos de trabajo pero éstos son para los ”suecos” que trabajan en la zona de forma temporal. Gente de formación alta que trabaja con un buen sueldo tres años y que están instalados en una oficina en Husby. Al acabar el proyecto se trasladan a otro lado y con un buen currículum ya que se han ”atrevido” a trabajar en la zona. Da prestigio, un sello de ”radical”, de ”antirracista”.
P.- ¿Existe un gran desconocimiento por parte del Ayuntamiento de la realidad de los barrios periféricos?
R.- Estocolmo es el municipio más grande de Suecia. Existe un gran enfoque en el centro de la ciudad y los barrios más cercanos a éste. Si comparamos Estocolmo con los municipios limítrofes del sur (Botkyrka, Haninge, Södertälje y Huddinge) que tienen la misma proporción de, llamémosles, minorías de inmigrantes y sus hijos, podemos ver que Estocolmo es el municipio que parece tener menos información, comprensión y percepción que, por ejemplo Botkyrka, aunque también aquí están sucediendo cosas como lo de Alby.
P.- ¿Cómo crees qué evolucionará la situación?
R.- Se puede decir que lo que pasó fue una llamada de atención. Lo interesante es que nadie sabe con exactitud qué pasó. Algunos lo llaman disturbios, otros motín... Si lo llamamos disturbios podemos decir que es positiva, si lo llamamos motín parece un hecho más policial, criminal si quieres. Hay quienes dicen que lo que pasó fue una revuelta de la periferia pero no podemos decir que fuera una revuelta normal, en términos de la izquierda o el eurocentrismo. No había líderes, fue más bien descontrolada, espontánea. Había habido incidentes en otros barrios de otras ciudades pero cuando se produjo en la capital se volvió más ”serio” ya que aquí vive el poder. Ello hizo que tuviera tanto eco a nivel de la prensa estatal, la política del país y en el extranjero. Y que esto se produzca dentro del marco de la crisis europea. El mismo día que los disturbios comenzaron, el gobierno había hecho público un informe en el que se podía leer que el paro en Suecia era bajo. Sin embargo, el paro en barrios como Husby es tan grande que es absurdo comparar las cifras con la media estatal. Estas diferencias extremas hacen que sea difícil entender la realidad económica y social del Estado. También dificulta la visión de Suecia el hecho de que tenemos, sobre el papel, la legislación contra la discriminación más radical del mundo y el antirracismo está implementado en la sociedad podríamos decir. El sueco blanco es antirracista aunque luego actúe distinto sin entender que crea diferencias.
La asociación Megafonen ha recibido un sello de extremistas de izquierdas y pro violentos. Eso se vio claro durante los días de los disturbios que todas las redacciones de los grandes periódicos, menos Aftonblandet creo, estigmatizaron a la organización. Este es el sello que tienen en la Suecia ”mayoritaria”, mientras que en la Suecia ”minoritaria” ganaron mucho respeto. La rueda de prensa que Megafonen dio el día después de la primera noche de disturbios, es histórica. Un momento histórico por dos motivos: primero porque los medios aparecieron y los que daban la conferencia hablaban sueco sin acento, incluso dialecto de Estocolmo, y eran de Husby. En los disturbios de 2009 podemos ver que los que hablaban en los medios eran policías, trabajadores sociales, políticos, funcionarios, investigadores y expertos de todo tipo pero nadie de los que habitaban la zona. Y este hecho marca un antes y después. 

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