Charla informativa: El TTIP, otro acuerdo transatlántico más


El TTIP es un nuevo acuerdo entre los EE. UU. y la UE para crear la mayor zona de libre comercio e inversión del mundo y para profundizar en la liberalización. Se pretende no sólo eliminar los aranceles entre ambas partes sino "armonizar" (leáse deteriorar) todas las regulaciones, normas y criterios.
El convenio, también conocido como Acuerdo Trasatlántico de Libre Comercio (TAFTA, por sus siglas en inglés), tiene su origen en los pactos multilaterales para la progresiva liberalización del comercio mundial que promueve la Organización Mundial del Comercio (OMC) a partir de su constitución formal a mediados de los 80 del siglo pasado, y representa la "carta blanca" a las transnacionales.
El inicio de las negociaciones del TTIP data de febrero de 2013 cuando Obama y los líderes de la UE se comprometieron a i
 
ntentar recuperar la hegemonía occidental ante las economías emergentes del BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica). La intención es culminarlas a finales de 2014.
Hay siete principales temas:
• Legislación laboral y política social. En esta materia la "armonización" reglamentaria pasa por la erosión y degradación de la legislación europea, más garante y protectora, hasta equipararla con la norteamericana que se niega a firmar siquiera los tratados de la OIT o reconocer el derecho a la negociación colectiva. Así pues, la posibilidad de que el TTIP lleve a rebajar todas aquellas normativas laborales que se consideren una "barrera" para el comercio, como los convenios colectivos, que podrían verse amenazados al establecer limitaciones al modelo de negocios "competidor" es un hecho. Incluso cabe el eliminar el derecho de huelga.
Las multinacionales americanas dispondrían de la pasarela perfecta para instalarse cómodamente a este lado del charco, mientras que las corporaciones europeas verían promovidas completamente sus exigencias hasta ahora solo "tímidamente" atendidas. Ante la oleada de desempleo que vendría de una mayor concentración empresarial y de las reestructuraciones industriales debidas al incremento de la rivalidad competitiva consecuencia de la presión de las grandes corporaciones, el capital gana, aún más, a costa de la vida de la clase trabajadora.
En Europa se corre el riesgo de que regiones enteras carguen con los costes sociales del acuerdo, dividiendo todavía más a los países ricos de los más empobrecidos e incrementando la brecha entre los países del centro y la periferia. Ya en su momento, la adhesión a la UE y el Euro trajo consigo la desindustrialización de los países mediterráneos.
• Normativa medioambiental. El incremento planificado de la producción, el comercio y el consumo aumentará en consecuencia el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación. Para tal fin, sería también necesario eliminar algunas normas y regulaciones en nombre de la "armonización" de estándares. Debilitaría el Principio de Precaución europeo, piedra angular de la política europea medioambiental, con graves consecuencias sobre la salud y la seguridad. Algunas consecuencias negativas incluyen las derivadas de la libre práctica en Europa de extracción de hidrocarburos mediante fractura hidráulica (fracking), práctica peligrosa y con un alto coste energético.
• Agricultura y alimentación. La "armonización" normativa en esta área generará la entrada en la UE de los alimentos modificados genéticamente (transgénicos), y la carne de ternera y el cerdo que proceden de animales tratados con hormonas o con químicos nocivos para la salud e incluso cancerígenos, como la Somatotropina Bovina Recombinante o el Clorhidrato de Ractopamina. Además, como en EE. UU. la granja media es 13 veces más grande que sus homólogas europeas y la concentración en grandes corporaciones ha sido progresiva (en la actualidad sólo hay dos millones de granjas americanas frente a los 13 millones de granjas europeas), la reducción o eliminación de los aranceles someterá a los agricultores europeos a una competencia injusta y desequilibrada por parte de las grandes corporaciones agroindustriales americanas.
Hoy día, la UE requiere que los productos que se derivan de la biotecnología sean etiquetados, lo que impide la entrada de muchos productos americanos. La Organización de la Industria de la Biotecnología está instando para que se normalicen dichos productos, mientras la Comisión Europea ha asegurado a los consumidores que la ley sobre transgénicos no se puede negociar. Sin embargo, con el TTIP estas regulaciones se debilitan para equipararse a las norteamericanas, donde los transgénicos no necesitan supervisión, ni pruebas de seguridad ni etiqueta, ya que se asume que son iguales que la comida no modificada genéticamente.• Sanidad y salud. Las negociaciones también evidencian la intención de abrir la contratación pública de servicios de salud a la inversión privada y a la competencia extranjera, convirtiéndose en norma el acceso de las empresas a todo el mercado sanitario. La armonización a la baja, la competencia transatlántica entre empresas y el refuerzo de las leyes sobre patentes incrementarán los precios de las medicinas y los servicios de salud, haciéndolos menos asequibles al público. Además, se introducirá en Europa unos 30.000 productos químicos que se comercializan libremente en EE .UU. y que están asociados con el incremento de cáncer, infertilidad masculina, diabetes y obesidad.
• Sistema financiero. La UE, presa del lobby de la banca, propone liberalizar y desregular todos los sectores de servicios, incluidos los financieros, a pesar de que se sabe a ciencia cierta que la desregulación y la competencia libre dio pie a las crisis financiera cíclicas que ocurren desde la década de los 70 del siglo pasado. Con el apoyo de la UE, los servicios financieros exigen la eliminación de toda regulación que pueda disminuir sus potenciales beneficios o obstaculizar la total libertad de mercado, lo que dejaría a las personas sin protección alguna frente a costosos rescates económicos futuros.

• Derechos de Propiedad Intelectual (DPI). Los gigantes de Hollywood y de la tecnología argumentan que el refuerzo de los DPI protegería a las compañías de la piratería y estimularía la innovación y el progreso, trayendo como resultado crecimiento económico y bienestar. Sin embargo, los resultados podrían ser, al revés, es decir, la restricción de acceso al conocimiento, el debilitamiento de la innovación y un mayor acceso de las corporaciones a la información personal (a costa del derecho civil a la privacidad), todo aquello con un impacto negativo en la libertad de expresión como consecuencia de la restricción de la libertad digital.
• Mecanismo de Resolución de Disputas entre Inversores y Estados. Mediante su imposición, las empresas intentan garantizarse más derechos que las personas físicas con una cláusula de resolución de conflictos entre inversores y gobiernos que les permita llevar a los estados ante tribunales internacionales de derecho mercantil. Las empresas influyen en el nombramiento de los miembros de estos tribunales y su funcionamiento es completamente opaco.
El TTIP, como todos sus hermanos mayores que dieron pie a las primeras luchas "antiglobalización", da a las empresas y al mundo empresarial lo que le quita a los trabajadores: libertad y bienestar. Protege, como toda legislación, al capital, y desampara y explota a los que no disponen de una amplia cartera o un escaño. Levantará las barreras, débiles pero existentes, que la lucha dura de años en las calles ha conseguido construir con una simple firma, y dará permiso a las empresas a enriquecerse a costa de la enfermedad y la debilidad laboral y económica.
Es momento pues de saber que se nos viene encima para juntos poder responder de la manera más contundente que podemos. Te invitamos a la charla informativa que tendrá lugar en nuestros locales sindicales.
Para mas información sobre el TTIP:

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