No pueden ser olvidadas, no pueden ser perdonados


Lágrimas de rabia nos nublaron la vista cuando los compañeros turcos nos comunicaron las terribles noticias que llegaban ayer, 10 de octubre, desde Ankara. Decenas de muertos en un nuevo ataque contra una manifestación de los sectores laicos de la sociedad turca. Una manifestación de sindicatos, grupos de izquierda, libertarios, activistas kurdos…por la paz y la vida, contra la guerra, se tiñe del rojo de la sangre y del negro de la muerte. La persecución de los islamistas y sus aliados tácitos, los nacionalistas turcos, contra todo lo que suene a libertad y vida es implacable. Su guerra contra la humanidad es inmisericorde.
Desde el atentado de Suruc, en julio pasado, el estado turco ha dejado claro sobre el terreno quienes son sus verdaderos objetivos a abatir. Las milicias de las YPG que se dirigen al frente en Siria contra el DAESH (Estado Islámico) tienen que hacerlo ahora a escondidas de los bombarderos y los drones turcos, que patrullan el cielo esperando acabar con ellos. Al mismo tiempo que prestan esta inestimable ayuda al DAESH, los gobernantes de este país orquestan manifestaciones nacionalistas que atacan las sedes de los grupos laicos, con la evidente esperanza de que esto les ayude a recuperar la mayoría absoluta en las elecciones del próximo mes. En realidad, las elucubraciones sobre la responsabilidad de los atentados de Ankara, que se reparten por igual entre el DAESH o los servicios secretos turcos, tienen poca importancia. Ambos colaboran tan estrechamente que son indistinguibles.
Reproducimos a continuación el comunicado que nos han hecho llegar los compañeros de DAF, Acción Revolucionaria Anarquista de Turquía, sobre los atentados de Ankara. Esperemos que sea el último y que Turquía pueda salir de esta  espiral en la que la han metido sus dirigentes por intereses politiqueros y que la aboca a la guerra civil. Como siempre, el pueblo es el rehén de sus dirigentes. Sólo librándose de ellos podrá alcanzar la libertad y la paz que pedían las víctimas.            
NO PUEDEN SER OLVIDADAS, NO PUEDEN SER PERDONADOS
Hoy, 10 de octubre, la Manifestación por el Trabajo, la Democracia y la Paz, convocada por varios sindicatos, asociaciones y grupos, ha sido atacada. Como ya pasó en Amed en junio y en Suruc en julio, las bombas que explotaron hoy en Ankara han matado a decenas de personas.
Varios miles de asistentes habían acudido desde muchas ciudades de la geografía turca para manifestarse en contra de las políticas de la guerra y de los beneficios que sacan diferentes grupos de poder de los enfrentamientos. Hoy, las bombas han asesinado a quienes pedían paz, libertad y vida frente a la guerra.
Las explosiones, en las que más de treinta personas han perdido la vida hasta el momento[1] no son sino el reflejo de la sangrienta codicia de los poderosos. Los asesinos de Amed, Pirsus, Suruc o Cizir intentan ahora intimidar al pueblo, frustrar y coartar su lucha por la libertad, mediante una política de guerra y el asesinato de decenas de personas en Ankara.
Pero los poderosos tienen que saber que de ningún modo, ni mediante arrestos ni con asesinatos y bombas, nos intimidarán ni nos someterán a su política de guerra.
Para que pueda surgir un nuevo mundo y una vida en libertad, las víctimas de Amed, Pirsus, Cizir o Ankara NO PUEDEN SER OLVIDADAS y sus asesinos NO PUEDEN SER PERDONADOS. 
Acción Revolucionaria Anarquista de Turquía (DAF)

[1] 98 según las últimas estimaciones oficiales, 142 según los convocantes
Cadáveres cubiertos con pancartas en las que leen consignas de paz, en torno al lugar de la explosión
Los cadáveres de quienes pedían paz yacen ensangrentados en el suelo

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