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Los recortes elevan el paro hasta un máximo histórico en el segundo trimestre

La tasa de desempleo sube al 24,6%, un nivel desconocido hasta la fecha, según la EPA

Manuel V. Gómez
 
El paro ha vuelto a subir. Ya está más alto que nunca. El 24,63% que se ha alcanzado en el mercado laboral español en el segundo trimestre de este año, supera por poco la anterior cota histórica, el 24,55% que se alcanzó a comienzos de 1994, durante la anterior crisis.
Que suba el paro entre abril y mayo es la mejor prueba de que la recesión ha vuelto con fuerza. En la mejor época del estacional mercado laboral español se ha destruido empleo (15.900 puestos de trabajo, respecto al trimestre anterior); ha aumentado la población activa (37.600 más que a comienzos de año) y, en consecuencia, sube el número de parados. En total hay ya 5.693.100 de personas sin empleo, según la Encuesta de Población Activa que ha publicado hoy el Instituto Nacional de Estadística. Otro récord negativo que se bate, como el del trimestre anterior, y como el del anterior.
Pero la recesión por sí sola no explica este mal dato. Incluso hay un elemento que lo cuenta mejor: los ajustes presupuestarios. El sector público en el trimestre pasado destruyó 63.000 empleos. Teniendo en cuenta que la destrucción total es mucho menor (15.900), esto quiere decir que la caída de puestos de trabajo es debida enteramente a los ajustes fiscales. Y el futuro todavía es más negro: los recortes presupuestarios van a ir a más.
Uno de los objetivos de la reforma laboral era facilitar los ajustes de plantilla en las distintas administraciones. Y, a tenor de estos datos, lo está consiguiendo. Esta EPA es la primera que se realiza con la reforma laboral en vigor a lo largo de todo el periodo de referencia de la encuesta, que es el segundo trimestre. Los expertos ya habían advertido de que poner en marcha una reforma laboral como la que aprobó el Gobierno el pasado febrero, en la que se rebajaba el coste del despido y se allanaban los trámites para poder sacarlos adelante, en plena recesión iba a aumentar la destrucción. Y así ha sido.
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La combinación de recesión, ajustes presupuestarios y reforma laboral ha hecho imposible que la Semana Santa, el inicio de la temporada alta estimulan el empleo en el turismo y el empujón que supone para la construcción el buen tiempo hayan frenado el deterioro del mercado laboral. Los 44.000 empleos destruidos en la agricultura y los 21.000 en la industria se han impuesto a los 42.800 que se han creado en los servicios y los 6.200 de la construcción.
El análisis sectorial de la EPA, el mejor termómetro del mercado laboral, muestra un síntoma muy preocupante de la recesión. Se destruyen puestos de trabajo en la industria. Este sector no es el que más gente emplea, pero sí constituye, junto con la Administración, el núcleo del mercado laboral. Es el sector en el que hay más empleo indefinido y mejores sueldos. Y en él se ha destruido empleo.
Falta un ingrediente para explicar el aumento de la tasa de paro. El incremento de la población activa es el último componente de un cóctel con sabor amargo. El número de personas en edad y disposición de trabajar creció hasta los 23,11 millones, 37.600 más. Este colectivo, de hecho, había bajado en el primer trimestre, un fenómeno que los expertos vinculan con el desánimo de los parados de larga duración. Precisamente, en términos interanuales, la población activa disminuye en 26.400 personas.
Por comunidades, en las que más baja el empleo es en Andalucía (23.300 personas menos), Castilla-La Mancha (19.500 menos), Cataluña (19.100 menos), Galicia (16.800 menos) y Canarias (12.400 menos). Por el contrario, donde más aumenta la ocupación es en Baleares (60.400 personas), Madrid (7.500), Murcia (6.800), Castilla y León (5.600) y Comunidad Valenciana (4.900).
Pocos síntomas para el optimismo se ven al destripar las cifras que hoy publica el INE. Y peor se pone la situación, si se observan los números de forma desestacionalizada, es decir, cuando se limpian los resultados de los efectos del calendario. De esta forma, se han destruido 176.000 empleos en el último trimestre y el paro ha crecido en 214.000 personas, hasta alcanzar una tasa del 24,7%.
La encuesta de población activa es el mejor termómetro del mercado laboral español. Mensualmente salen los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social. Pero ni uno ni otro son un reflejo preciso. En el primer caso, no es más que un registro administrativo en el que el parado decide si se inscribe o no voluntariamente, salvo que tenga que cobrar la prestación o quiera acceder a cursos de formación. En el segundo están la mayor parte de trabajadores, pero no aparecen aquellas personas que trabajan en la economía sumergida.


"Me insulta saber que hay hogares donde se cobran 8.000 euros"

Desempleados que ya han consumido la ayuda cuentan su día a día sin trabajo

Flor Gragera de León
 
Esther Cañizares Núñez se siente herida por el ejemplo que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, dio este viernes para explicar a quién correspondería la subvención del Plan Prepara en la nueva versión que el Consejo de Ministros acaba de aprobar. "Me insulta saber que hay hogares donde se cobran 8.000 euros y un niñato tiene una paga de 400 euros por no hacer nada. ¿Envidia? Tal vez... ¿Injusto? También", afirma.
Cañizares casi se disculpa por sus palabras en un correo electrónico enviado a EL PAÍS. La impotencia se refleja en cada línea. Tiene 19 años, pero ya lleva mucho peso sobre sus espaldas. Se encuentra en el segundo año de carrera. Su padre se ha prejubilado por un alto grado de minusvalía y cobra una pensión de 200 euros. Su madre lleva parada desde 2009, cuando la despidieron de una oficina en la que trabajó durante más de 16 años. Padece fibromialgia, una enfermedad "que no mata pero jode". Su estado le impide encontrar trabajo "de cualquier cosa", aunque trata de aprovechar las oportunidades que salgan. La madre de Cañizares cobra 400 euros de ayuda del Estado, que se le terminarán dentro de dos meses. Y necesita una operación para frenar un tumor benigno que le puede provocar la ceguera. Pero las listas de espera son largas.
Esta estudiante valenciana compagina su carrera con su nuevo trabajo de hostelería y con las tareas de la casa. La joven gana alrededor de 600 euros que son "la paga" de sus padres. Los ingresos mensuales de la familia, a la que hay que sumar una hermana pequeña de siete años, llegan a 1.200 euros. A final de mes, las cuentas no cuadran.
Nuria Cabrerizo, de 32 años, ha estado llamando a distintas puertas por toda España para lograr un empleo de lo suyo, que es el diseño gráfico. Pero no lo ha conseguido; no ha tenido ni una sola entrevista.
Cabrerizo se quedó sin la prestación del Plan Prepara en marzo. Ahora subsiste por su madre, "que tiene ganado el cielo", y un novio, dice, que no se merece, quien es mecánico de compresores. Él también se encuentra amenazado por un concurso de acreedores en su empresa. La ventaja que ha tenido Cabrerizo, cuenta ella misma, es que no ha pagado alquiler —aunque se ha mudado muchas veces de casa—, al compartir techo con su madre, su tía y su novio.
Ahora esta mujer de Ciudad Real lleva meses esperando: "Rezo cada día para que alguien me llame por teléfono y me diga que tengo algo", dice.
A Vanesa Cárdenas la llegada de septiembre —cuando se le va a agotar la prestación del Plan Prepara— le inspira miedo. Su pareja también se encuentra en paro y tienen dos hijas, de ocho y cuatro años que "necesitan muchas cosas para crecer". Esta mujer de 29 años, natural de Chipiona (Cádiz), ha ido encadenando trabajos como camarera, como limpiadora y en tareas del campo. Ahora, aún siendo verano, no encuentra nada en los hoteles de la localidad en la que vive, ni en la vecina Rota.
No sabe qué hará cuando ya no reciba la ayuda de 400 euros mensuales. "El Gobierno tendría que fijarse en la situación de las familias", señala enfadada. La falta de cobertura una vez que se pasan los seis meses estipulados por el Prepara, sostiene, "solo impulsa a la gente a hacer cosas malas".
A Miguel Rico, un pedagogo de Sevilla, le reconocieron el derecho a cobrar los 400 euros en julio, pero le advirtieron de que no habría una fecha fija de pago. "Me han dicho que en Andalucía hay un retraso de unos tres meses", se lamenta. Él no tiene cargas familiares, pero sí una hipoteca que pagar cada mes. Por ahora puede ir tirando de los ahorros. Si no, le tendrían que ayudar sus padres. Rico cree que los 400 euros son necesarios. Si el plan "no está resultando eficaz, deberían organizarlo mejor", indica.

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