[Luchas] La Potencia del Centro Social La Ingobernable
“En este mundo las cosas flexibles dominan a las sólidas.” Lao Tse
Como muchas ya sabréis el pasado Sábado
tras la manifestación #MadridNoSeVende (impulsada por diversas
organizaciones y movimientos sociales, que reclama una ciudad habitable)
se ocupó un espacio en la calle gobernador 37, en pleno paseo del
Prado. El edificio es del ayuntamiento, pero fue cedido por Ana Botella a
75 años a un arquitecto amigo de su marido.
Cientos de personas participaron de la
ocupación, y en las primeras asambleas. Madrid necesitaba de un espacio
aglutinador, la ciudad y sus gentes lo pedían a gritos. No es casualidad
que algunos concejales, Ganemos Madrid y espacios cercanos al sector
crítico del ayuntamiento (patio maravillas) participasen y apoyasen la
acción. Tampoco es casualidad que el primer nombre del espacio haya sido
“La gobernadora”.
Tras la primera asamblea se decide
cambiar el nombre por “La Ingobernable”. El contenido político del
cambio de nombre nos puede dar algunas pistas de lo que en un principio
parecía ser el espacio (el nuevo patio maravillas) y lo que la multitud y
su desbordamiento ha querido que sea. Lo que parecía el nuevo espacio
de la disidencia del ayuntamiento y su entorno, ha resultado ser en
realidad una potencia autónoma, unas ganas de hacer, de reencontrarnos
tras años de parálisis. Que esto no se convierta en un ring de combate
de las tensiones internas de Ahora Madrid depende en parte de nosotras.
Otro ejemplo más que lo representado excede siempre a su representación.
Disponer otra vez de un espacio en una
de las arterias principales de la metrópoli nos debe hacer reflexionar
sobre la utilidad de este. La Ingobernable no es un espacio para “hacer
barrio”, frente al Caixa Forum y el Museo del Prado. La ingobernable si
que puede convertirse por un lado en un espacio de encuentro para
proyectos y movimientos de los barrios, y por el otro en una toma de
posición frente al colonialismo urbano. La lucha contra la
gentrificación pasa inevitablemente por la recuperación de espacios que
nos han sido expropiados, repensar la ciudad como un espacio de guerra,
de colonización por parte del capital, es una necesidad. Si seguimos
esta lógica, reconquistar lugares en territorio enemigo es un avance en
la lucha de posiciones de la guerra.
Pero no podemos ser ilusos, estas zonas de la ciudad son lugares irrecuperables e inhabitables a no ser que tengas las cuentas con muchos ceros a la derecha.
Nos puede servir, eso sí, como centro de
operaciones contra la gentrificación y turistificación de la ciudad,
como isla y refugio en las movilizaciones que se suelen desarrollar por
el centro, y como frente de combate si en algún momento queremos
bloquear alguna arteria metropolitana.
No olvidemos también que La Ingobernable
se encuentra en la misma calle (paseo del prado/castellana) que el
nuevo espacio de los nazis del Hogar Social. Peligroso es el proceso de
normalización que se esta produciendo con el Hogar Social en Madrid.
Incluso Melisa, su portavoz, estuvo en la puerta de la Ingobernable el
pasado Miércoles, provocando y tratando de generar enfrentamiento para
su estrategia comunicativa. Frente a la privatización del espacio y la
violencia que genera la propia presencia del HSM, La Ingobernable deberá
ser el espacio abierto, multiforme e intercultural, lugar de refugio
para manteros (que participaron de la manifestación de #MadridNoSeVende)
y para el resto de disidencias. “Un mundo donde caben muchos mundos”
como dicen unas amigas mexicanas.
Dicho esto, difícil va a ser que un
espacio en un “lugar privilegiado” pueda permanecer en el tiempo, aunque
la relación de fuerzas dependa en parte de nosotras, la incapacidad de
penetrar en el barrio hace del espacio un lugar indefendible. Es por
esto que nos debemos de quedar con la esencia y la potencia que nos ha
llevado a que algo como La Ingobernable sea posible en un Madrid que
lleva años bajo la parálisis. Defender el espacio esta bien, pero la
prioridad debe ser tejer redes para que la potencia pueda continuar en
ese u otro espacio. Lo importancia reside en la relación y el como
hacemos, no en el espacio ni en la identidad.
Algunas amigas dirán que La Ingobernable
es un paso más para el poder popular, yo prefiero hablar de la
construcción de autonomía, de espacio de confluencia, en donde
entrecruzarnos, agregarnos y conectarnos con otros devenires singulares.
Que no se sepa muy bien como definir “La
Ingobernable”, que al principio pareciese una cosa que va mutando por
la multitud no lo debemos ver como algo negativo, sino como fuerza de la
heterogeneidad. Ser algo indefinible e irrepresentable nos ayuda a no
ser producidos como sujetos políticos y diluirnos en el desbordamiento.
Nuevos aires han llegado a Madrid, aires de autonomía, de volver a las calles junto con el buen tiempo.